
CAPACIDAD ANTIOXIDANTE DE UNA BEBIDA FERMENTADA TIPO KOMBUCHA ELABORADA CON
JACKFRUIT (ARTOCARPUS HETEROPHYLLUS)
En función a los resultados obtenidos en la capacidad antioxidante medida como IC
50
,
difieren significativamente de los obtenidos por Gramza-Michalowska, Kulczynski, Xindi y
Gumienna (27) quienes reportaron valores de 115 mg EAA/L y 105 mg EAA/L para la infusión
de té negro sin fermentar y la infusión de té negro fermentado con Manchurian fungus
(Kombucha), respectivamente. Estos estudios buscaban analizar la interacción e incidencia
de la fermentación en el potencial antioxidante. Es importante destacar que cuanto menor
sea el valor de IC
50
de una molécula, mayor será su capacidad para ceder un electrón al
radical libre, lo que indica una mayor capacidad antioxidante (28). En este caso, los
resultados de la presente investigación muestran una mayor capacidad antioxidante en
comparación con los hallazgos previos de Gramza-Michalowska, Kulczynski, Xindi y
Gumienna (27). La diferencia observada en la capacidad antioxidante entre los resultados de
la presente investigación y los reportados por Gramza-Michalowska, Kulczynski, Xindi y
Gumienna (27) podría atribuirse a varios factores. Uno de ellos es la incorporación de los
cubos de Jackfruit en la bebida, ya que esta fruta se caracteriza por su notable capacidad
antioxidante debido a su composición química rica en constituyentes con propiedades
antioxidantes, como se ha demostrado en estudios previos (29). Además, la cantidad de
hojas de té negro utilizada en la elaboración de las bebidas también puede influir en el
contenido de compuestos antioxidantes (30). En la presente investigación, se utilizó una
relación de 500 g de hojas por cada litro de agua, mientras que en el estudio de Gramza-
Michalowska, Kulczynski, Xindi (27) emplearon 4 g de hojas de té negro por cada litro de
agua. Esta diferencia en la proporción de hojas de té negro puede afectar la capacidad
antioxidante de la bebida. Esta idea encuentra respaldo en lo mencionado por Pokorna et al.
(31) quienes destacan que la actividad antioxidante está relacionada con la presencia de
compuestos fenólicos en la matriz alimentaria, y que la cantidad y tipo de estos compuestos
pueden verse afectados por diversos factores.
La cantidad de microorganismos probióticos obtenidos en el tratamiento T3 fue de 9,2 x 10
4
UFC/mL, valor que se encuentra por debajo de lo establecido en la norma NTE INEN 2395
para leches fermentadas (18), que establece un mínimo de 10
6
UFC/mL. De manera similar,
otros estudios realizados por autores como Rice y O'Sullivan (32) y Nazzaro et al. (32) indican
que los alimentos con propiedades probióticas deben contener entre 10
6
y 10
9
UFC/mL de
microorganismos viables. Rango que refleja que el consumo de este producto representa un
potencial beneficio para la salud gastrointestinal, sin embargo, debido al resultado
determinado microbiológicamente y bajo normativas nacionales, no puede ser
comercializado como un producto denominado prebiótico. Según las múltiples referencias
mencionadas. En relación a esto, se ha observado que el número de microorganismos
probióticos en la Kombucha tiende a disminuir a medida que pasa el tiempo luego de la
fermentación. Un estudio realizado por Fu, Yan, Cao, Xie y Lin (34) encontró que en el día
cero, justo después de la fermentación, se detectaron 2,49 x 10
7
UFC/mL de
microorganismos probióticos, mientras que en el día 14 de almacenamiento refrigerado a
4 °C, este número disminuyó a 1,0 x 10
5
UFC/mL, un valor similar al encontrado en la
presente investigación (9,2 x 10
4
UFC/mL) en el día 10 de almacenamiento. Dichos resultados
reflejan una relación directamente proporcional al método de fermentación, ya que, durante
la fermentación, se producen varios ácidos orgánicos, como el láctico, acético y glucónico,
que contribuyen al aumento de la acidez de la bebida, así como al tiempo de
almacenamiento, lo que contribuye al aumento de la acidez del producto y disminuye