PROCEDIMIENTOS TÉCNICO-PEDIÁTRICOS RADIOLÓGICOS
INTRODUCCIÓN
La radiología pediátrica representa un desafío único debido a la sensibilidad de los
pacientes, a los efectos de la radiación ionizante. En el Hospital San Juan de la ciudad de
Riobamba, provincia de Chimborazo, se implementó un proyecto innovador enfocado en
procedimientos técnico-pediátricos radiológicos que logró resultados notables. Este
estudio se desarrolló para optimizar la calidad diagnóstica de las imágenes, reducir la
exposición innecesaria a la radiación y garantizar una experiencia positiva para los niños,
quienes constituyen un grupo particularmente vulnerable (1).
Los procedimientos de imagenología, especialmente en pediatría, pueden generar estrés
y ansiedad significativos en los niños. Estudios han indicado que entre el 20% y el 40% de
los pacientes pediátricos experimentan algún tipo de reacción psicológica negativa antes,
durante o después de procedimientos médicos como las radiografías o resonancias
magnéticas, estas reacciones incluyen miedo, ansiedad, y en casos más graves, traumas
psicológicos que pueden influir en su percepción de futuras visitas médicas (3). En este
contexto, implementar protocolos especializados, como los diseñados en el Hospital San
Juan, busca no solo mejorar la calidad técnica de las imágenes, sino también minimizar el
impacto psicológico en los niños (2).
Es fundamental que los niños de 4 a 10 años sean atendidos con técnicas
psicopedagógicas en un servicio de salud porque este grupo se encuentra en una etapa
crucial de desarrollo emocional y cognitivo. Según Piaget, en esta fase los niños atraviesan
el estadio preoperacional y el concreto, caracterizado por su pensamiento egocéntrico y
la necesidad de experimentar seguridad en ambientes nuevos (3).
Las técnicas psicopedagógicas, como la explicación lúdica de procedimientos mediante
juegos o cuentos, permiten a los niños comprender lo que va a ocurrir, reducir la ansiedad
y fomentar su colaboración durante el procedimiento. Además, estudios han demostrado
que estrategias como estas reducen la necesidad de repetir procedimientos debido a
movimientos bruscos por estrés, optimizando tanto la experiencia del paciente como la
calidad de los resultados obtenidos (4).
De esta manera, integrar estas técnicas no solo beneficia al niño al brindar una
experiencia menos intimidante, sino que también contribuye a fortalecer la relación
médico-paciente y garantiza procedimientos más seguros y eficientes.
Optimizar el flujo de trabajo en el servicio de imagenología, es una tarea que a la par
garantiza que los niños estén más relajados y colaborativos.
La correlación directa entre la implementación de estos protocolos y la calidad de las
imágenes obtenidas. En contextos tradicionales, el 15% al 30% de las imágenes
pediátricas deben repetirse debido a movimientos del paciente provocados por estrés o
miedo (5).
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