ECONOMÍA DEL COMPORTAMIENTO EN LA TOMA DE DECISIONES FINANCIERAS
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objective of this article is to present a theoretical and empirical review of the main concepts,
models, and findings of behavioral economics applied to the financial field. The research
method used in this study is based on a qualitative and documentary analysis, focused on the
understanding and interpretation of the relevant literature on Behavioral Economics applied to
financial decision-making. This article addresses the limitations of neoclassical theory in
considering that economic agents act in a completely rational manner, revealing how
psychological, social, and emotional factors impact financial decision-making. The importance
of nudging as a tool to influence economic behaviors in a predictable manner is described, as
well as the different types of experiments that support these theories. In addition, the cognitive
and emotional biases that deviate economic behavior from traditional models are highlighted,
proposing more holistic approaches to improve financial decisions at both the individual and
organizational levels. In conclusion, behavioral economics is emerging as a vital approach to
improving the understanding and management of the complexities inherent in human
economic behavior, thereby contributing to the development of more effective policies, more
efficient financial markets, and ultimately to economic and social well-being.
Keywords: Behavior, cognitive biases, nudge, methodological
INTRODUCCIÓN
Este estudio explora como los sesgos cognitivos y emocionales influyen en decisiones financieras,
proponiendo soluciones prácticas para mejorar estos procesos. La economía es la ciencia social
que se encarga de estudiar el comportamiento humano. La teoría neoclásica de la economía
conductual se desarrolla sobre la base estructural de elecciones razonadas; un agente económico
racional que piensa analiza y escoge la mejor combinación de bienes que pueda brindarle la
mayor satisfacción, por ende, el mayor beneficio, pero esto no siempre es así, no todas las
personas aprenden y razonan de la misma manera, algunos son más susceptibles a los estímulos
y otros no (1).
La economía tradicional o neoclásica asume que los agentes económicos son racionales, es decir,
que maximizan su utilidad esperada al tomar decisiones financieras, teniendo en cuenta todas las
opciones disponibles, sus probabilidades y su consecuencia (2) y (3). Esta ha sido criticada por
dejar de lado conceptos como la pobreza y el bienestar, lo que ha llevado al surgimiento de
enfoques alternativos como la economía ecológica y la economía del don (4). Sin embargo, esta
asunción ha sido cuestionada por numerosas evidencias empíricas que muestran que los agentes
económicos no siempre se comportan de manera racional, sino que están sujetos a diversos
factores psicológicos, sociales y emocionales que influyen en sus preferencias, creencias y juicios.
Estos factores pueden generar sesgos cognitivos y emocionales que provocan errores
sistemáticos y predecibles en las decisiones financieras, tales como aversión a la pérdida, exceso
de confianza, efecto dotación, ilusión monetaria, entre otros (3) y (5). Estos hallazgos ponen en
tensión la idea de la racionalidad como rasgo preponderante en la economía neoclásica, lo que
ha llevado al surgimiento de enfoques alternativos que buscan una visión más holística y