CÓMO LAS EMOCIONES MOLDEAN NUESTROS HÁBITOS ALIMENTARIOS: UN ENFOQUE NEUROCIENTÍFICO
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emociones y la alimentación, examinando teorías clave como la teoría psicosomática de la
obesidad y la hipótesis de la restricción. Los resultados muestran que diferentes emociones, como
el aburrimiento, la depresión, la ira y la alegría, tienen distintos efectos sobre la cantidad y el tipo
de alimentos consumidos. El estudio revela que la pérdida de peso significativa, incluso en
personas con peso normal, puede llevar a cambios psicológicos adversos, similares a los
observados en trastornos alimentarios como la anorexia. La conclusión del estudio sugiere que
tanto las emociones como las conductas alimentarias están intrínsecamente vinculadas.
Este estudio de (25) se centró en revisar sistemáticamente la relación entre la alimentación
emocional, el consumo de alimentos hiperpalatables densos en energía, y los indicadores de
estado nutricional. Para llevar a cabo esta revisión, se siguió la metodología de Cochrane y las
directrices PRISMA, que incluyeron una búsqueda exhaustiva en bases de datos científicas. Los
resultados del estudio indicaron que existe una fuerte correlación entre el consumo de alimentos
hiperpalatables, ricos en grasas y azúcares, y las emociones negativas. Los individuos que
experimentan emociones negativas, como estrés, ansiedad o tristeza, tienden a consumir más de
estos alimentos, lo que a menudo resulta en un aumento de peso y un deterioro del estado
nutricional. La conclusión principal del estudio es que la alimentación emocional es un factor
significativo que contribuye al consumo de alimentos poco saludables y, por ende, al aumento de
peso y a problemas relacionados con la obesidad. Este hallazgo subraya la importancia de abordar
las emociones en los tratamientos nutricionales para mejorar la salud y la calidad de vida de los
pacientes.
En el caso de alimentos específicos que están directamente relacionados con las emociones,
tenemos el consumo de chocolate y alcohol está fuertemente influenciado por factores
emocionales que afectan los comportamientos alimentarios. En el caso del chocolate, sus
compuestos como la feniletilamina y la serotonina están asociados con la mejora del estado de
ánimo y la reducción del estrés, lo que lleva a un consumo impulsado por la necesidad de
bienestar emocional y la búsqueda de confort. En cuanto al alcohol, su consumo está vinculado a
diversos motivos emocionales, como la búsqueda de la aceptación social, la reducción de la
ansiedad y el manejo del estrés. Estos comportamientos son impulsados por el deseo de mejorar
el estado emocional o evitar sentimientos negativos, lo que refuerza el consumo de estas
sustancias en contextos sociales o de soledad (29), (30), (31).
DISCUSIÓN: Las neuro-emociones, es decir, las emociones que surgen de la actividad neurológica
y que están intrínsecamente relacionadas con el comportamiento alimentario, juegan un papel
crucial en la forma en que los individuos eligen y consumen alimentos. La interconexión entre las
emociones y los hábitos alimenticios ha sido ampliamente estudiada, revelando que tanto las
emociones positivas como las negativas pueden influir significativamente en la selección, calidad,
y cantidad de alimentos consumidos.
(15) encontraron que las emociones positivas, como la felicidad y el disfrute, están
estrechamente ligadas al consumo de alimentos placenteros, como el chocolate en mujeres y la
comida rápida en hombres. Este patrón de comportamiento alimenticio sugiere que las
emociones agradables pueden fomentar la búsqueda de alimentos que generen sensaciones de
placer, alineándose con la tendencia observada en el estudio "Las emociones y su impacto en la